¿Por qué tiene tanto éxito PlayerUnknown's Battlegrounds?


¿Estáis oyendo hablar de este juego de arrollador éxito, pero no sabéis muy bien de qué va la película? Os hacemos un resumen de su origen y de las claves por las que causa furor en Internet.

Ay, las modas y la masa. ​Los videojuegos, especialmente en su vertiente multijugador online, se han visto igualmente arrastrados por las tendencias, y en los últimos años se detienen en un género concreto: la supervivencia/survival y demás traducciones con las que alimentar nuestro esnobismo. Y dentro de dicho género hay un nombre que ha dinamitado las redes, los servidores de Valve y los streamings de Twitch. Estoy hablando del juego con casi-abreviatura de perro chino. Sí, el PlayerUnknown's Battlegrounds, a.k.a. PUBG.


El género de supervivencia y multijugador PvP online no es cosa de un par de días. Tenemos que remontarnos a los tiempos de Arma 2, el shooter con el que se repetiría esa fórmula de éxito que ya vimos en Counter-Strike con Half-Life y con League of Legends o Dota y Warcraft III. Un mod que, después de rendir con un éxito abrumador entre la comunidad, termina convirtiéndose per se en un producto completo al margen de su origen. Así nacía DayZ, un fenómeno que desató el interés de miles de jugadores que se lanzaban a sus terrenos rusos infestados de zombis... donde el enfrentamiento contra otros jugadores era el meollo de la cuestión. A pesar de su éxito inicial, el volumen de usuarios fue disminuyendo hasta caer en el pozo sin fondo del Early Access del que todavía no ha salido.


Al rescate del género llegó H1Z1, que mejoró las bases de las que partía DayZ y potenció la experiencia de juego impulsando el combate PvP al margen del estorbo zombie en King of the Kill. El juego gozó de cierta popularidad, pero, al igual que su predecesor, su impacto se fue diluyendo con el paso de los meses. Unos meses en los que un proceso subrepticio iba tomando forma. PlayerUnknown, uno de sus desarrolladores, decidió crear su propio videojuego de Battle Royale aprendiendo de los errores de sus predecesores bajo el título de Battlegrounds y... ¡boom! Poco queda que contar.
La cuestión, sin embargo, es...

Un centenar de cobayas humanas, subidas en un avión, son desplegadas a lo largo y ancho de un mapa plagado de armas y suministros con un único propósito: ser el último en pie. La fórmula del juego la conocemos más que de sobra, pero no así las razones de su éxito comercial. PlayerUnknown's Battlegrounds parte, de base, como el resto de producciones de moda en la plataforma de Steam en un Early Access. Ya sabéis, eso de pagar menos y participar en el desarrollo que tan dividido tiene a la comunidad. Pero hay un hecho diferenciador que va íntimamente ligado con los tiempos que corren y la influencia de internet. En resumidas cuentas, los influencers. Los canales de los más populares streamers de Twitch comenzaron a probar el nuevo battle royale de Bluehole y quedaron enganchados a su mecánica, su rapidez, su intensidad y, especialmente, las posibilidades de interacción con el público. Sus seguidores, por ende, comenzaron a mostrar un interés creciente en formar parte de esa experiencia, ya sea en grupo o en solitario. La bola de nieve comienza a girar y el boca a boca va surtiendo efecto hasta que PUBG se planta, como os contábamos hace unas semanas, en la barbárica cifra de los más de 850.000 jugadores simultáneos. La masa, una vez más. Una de las claves que han convertido a PlayerUnknown's Battlegrounds en el primer juego que desbanca durante semanas a League of Legends del primer puesto de espectadores en Twitch, así como marcar un nuevo registro en los récords de más jugados de Steam, es en la que para un servidor radica gran parte del citado efecto bola de nieve. El juego parece haber caído del cielo para los streamers. Como decía líneas atrás, PUBG permite a los jugadores que retransmiten sus partidas en streaming online la posibilidad de conversar con sus espectadores de una forma tan dinámica que, unida a la intensidad de los enfrentamientos con el resto de usuarios, convierten el juego en un pastelito a la puerta de un colegio. Es uno de los juegos más redondos para cualquier espectador que busque acción sin necesidad de horas y horas de aprendizaje, y ahí es donde radica el interés del público: cuanto más rápido y sencillo, mejor. Sin complicaciones, pero con solvencia. Coger armas, matar enemigos, repetir. Y eso, para los creadores de contenido de Twitch y YouTube, es una perita en dulce con las que amasar miles de reproducciones.

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