Resident Evil 1, 4 y 0 nacieron para la consola cúbica de Nintendo y ahora desembarcan en Switch. Historia viva de la saga mediante ports poco ambiciosos.
Resident Evil es una saga que ha tenido un fuerte vínculo con Nintendo. Aunque la obra de Capcom nació inicialmente en Playstation, también ha ido apareciendo a discreción en otras plataformas, empezando por Saturn y PC y siguiendo con tantas otras en entregas posteriores. No es difícil identificar Gamecube como un buen lugar para la serie. La consola de Nintendo arrancó varios acuerdos con Capcom -algunos de ellos rotos o sin fructificar- entre los que había un vínculo con la saga interesante. Se anunció el remake de la primera entrega, la creación en exclusiva de una precuela y la llegada del esperado Resident Evil 4. En exclusiva, se suponía, aunque todos sabemos qué sucedió después. A todo esto le añadimos que todavía hoy Gamecube es la única consola en la que se pueden jugar los cinco primeros títulos -gracias a los ports de RE2, RE3 y Code Veronica-. Los tres títulos pensados para dicha consola, Resident Evil 0, 1 y 4, llegaron la semana pasada a Nintendo Switch. Historia viva de una compañía, una saga y un género. La pregunta es clara: ¿Valen la pena?
a saga se encuentra renacida. El giro de 180 grados de Resident Evil 7 marcó el punto de inflexión, no solo para la serie sino también en una Capcom hoy en plena forma. Le siguieron otros éxitos y dentro de la franquicia, un remake esplendoroso de Resident Evil 2 que todavía resuena cuatro meses después como uno de los grandes títulos de la generación. En plena vorágine, Capcom anunció la llegada de tres de sus entregas más icónicas a Nintendo Switch. Ports HD de las versiones más recientes que hemos visto de cada uno de los títulos y a un precio de 30 euros, 10 euros por encima del precio que tienen sus versiones en Playstation 4 y Xbox One. ¿Se justifica este aumento de precio? Seguramente no.
Resident Evil 4, el juego que lo cambió todo
Hablar de Resident Evil 4 es hacerlo de uno de los grandes impactos que nos deja la historia de los videojuegos. Un título rompedor con su pasado que estableció las bases de los juegos de acción que posteriormente dominaron el mercado y hoy siguen usando parte de su esencia. Estamos muy acostumbrados ya a este tipo de tiroteos, esta cámara cercana al personaje y este apuntado por encima del hombro. Pero cuando salió el juego hace ya 15 años, sonaba a revolución. A impacto visual de primer orden. Algo que se dice a menudo es que Resident Evil 4 fue tan impresionante como videojuego como malo para su propia serie. Una dicotomía que ha acompañado dicha entrega. Tan cierto es que el Survival Horror con el que habíamos crecido se esfumaba de un plumazo como que la propuesta de Capcom era una obra avanzada a su tiempo en casi todos los sentidos.
Rejugarlo hoy en Switch sirve para darse cuenta, dentro de esos elementos que ya le quedan arcaicos, de lo enorme que fue Resident Evil 4. Y también del cambio de paradigma que supuso. Cuando Leon, que tiene que rescatar a la hija del presidente en un pueblo perdido de España, empieza a andar en dicha aldea, el juego marca distancias respecto de su predecesor. Decenas de enemigos asaltan y la munición sobresale por todos lados porque aquí, hay que acabar con todos. Dice Motenai, compañero de la revista, que hay dos tipos de Resident Evil: los que no tienes suficiente munición para matar a todos los enemigos y los que sí. La cuarta entrega numerada fue el abanderado de los segundos.
El desarrollo de la primera mitad sigue siendo tan glorioso como antaño. La aldea, los gigantes, el lago o esos personajes tan sospechosos como Luis Sera y el Alcaldecomponen un micromundo que si no conocéis, ya estáis tardando en visitar. Aunque el apuntado haya quedado algo anticuado, aunque no puedas caminar mientras apuntas. Aunque, y aquí está el gran error de Capcom en esta entrega, no se haya optado por implementar a esta versión de un sistema de apuntado por movimiento.
Somos muchos los que consideramos que la mejor versión de Resident Evil 4, y compite con Skyrim para ver qué juego se ha publicado más veces, es la de Wii. Naturalmente no lo decimos por rendimiento ni resolución, pero sí por ese control y ese apuntado que, dadas las limitaciones de movimiento de Leon, hacían que encajara como un guante. Por esto, contar con un apuntado de este tipo, o similar al de Revelations que sí tienen en Switch, parece casi una obligación para dotar esta entrega de un punto propio muy a favor. Pero Capcom se encarga de recordarnos que también es esta tipo de Capcom, en ocasiones.
A nivel de rendimiento, Resident Evil 4 funciona mejor en modo portátil que en dock. Los 60 frames por segundo se mantienen bastante más estables y sin caídas relevantes en este sistema, y a nivel de nitidez el título luce bien en la pantalla de Switch aunque la resolución no parece que llegue a los 720p. En Dock, es plenamente jugable, pero ahí a nivel de definición no llega a la versión HD recientes que tenemos en otras plataformas y el framerate oscila algo más. Nada que lo haga injugable, pero sí que es evidente.
Resident Evil 0, el último clásico de la saga
Resident Evil 0 fue posiblemente víctima de sus propias expectativas. Anunciado como precuela para conocer detalles y elementos previos a la Mansión Spencer, con un formato de juego clásico como los tres primeros y con el motor de REmake. Muchas premisas para tener un exclusivo en Gamecube de los que generan envidia que acabaron en un notable título, pero seguramente alejado de los grandes de la saga y, en el caso de Switch, seguramente el que menos bien parado queda de los tres.
Resident Evil tiene la capacidad de dejar grabado a juego los primeros compases de cada una de sus entregas a los jugadores. Todos recordamos la Mansión, aunque no sea lo único que hay en Resident Evil; nuestros recuerdos se centran en la comisaría de Resident Evil 2, en las calles de Resident Evil 3 y en el caso de Zero, en la acción que transcurre en el tren. Es ahí donde Rebecca, la rookie de los STARS, dará con Billy, un peligroso delincuente con el que necesita colaborar para salvar la vida ante algo mucho peor: los zombies y mutaciones.
La fórmula usada para esta entrega cambiaba algunas normas conocidas, desde el hecho de poder dejar objetos en el suelo (ojalá esto en Resident Evil 2 Remake) hasta la capacidad de cambiar de personaje con un solo botón. Esto obligaba a desarrollar puzles en paralelo colaborando con los dos protagonistas, aunque no fueron los rompecabezas más inspirados de la saga. Eso sí, su impresionante acabado visual -mejor que el Remake- nos permitió visitar lugares con todo lujo de detalles prerenderizados. Más allá del tren, el centro de formación o la planta de residuos o el laboratorio son un espectáculo. Y, aunque no sea tan inspirado como los primeros juegos, su estilo clásico con la búsqueda de objetos, encaje de piezas y elementos de exploración -además de algunos jefazos- nos aportan más horas jugando a una fórmula que nos arrancaron durante años.
A nivel de versión, el título cuenta con las características vistas en las últimas versiones publicadas. Eso significa gráficos en alta definición, rendimiento de 30 frames por segundo y un control que se puede alternar entre el ‘tanque’ clásico (si pulsas hacia arriba el stick, el personaje camina hacia delante donde esté mirando) o uno adaptado a los tiempos actuales, donde nos movemos en la dirección que marquemos con el stick. Eso sí, en Switch es el juego que más sufre de los tres ports. No tanto a nivel visual, donde los 30fps se aguantan bastante bien -mejor en portátil-, sino a nivel de tiempos de carga, excesivamente largos y con algunas pantallas en negro algo molestas. Llega en castellano.
Resident Evil, ¿El mejor remake de la historia?
No abriremos el melón en este artículo sobre qué remake es mejor entre Resident Evil y Resident Evil 2, pero sí podemos considerar que cuando llegó la obra de Capcom a Gamecube, el consenso era enorme: así deben ser los remakes. No hablamos solo de un lavado de cara esplendoroso a todos niveles, sino también de una reformulación del clásico que va desde añadidos jugables -poder girar 180 grados- hasta nuevas armas defensivas, nuevos enemigos o la presencia de Lisa Trevor y los tramos del cementerio y la cabaña del bosque, que encajan perfectamente con el desarrollo general del juego original. Si a esto añadimos nuevos puzles, cambio de lugar de algunos objetos, modos de juegos y unos zombies con más capacidades (para abrir puertas, para levantarse más tarde si no los quemamos) podemos decir que sí, que así se hacen los remakes.
No vamos a descubrir ahora Resident Evil, pero la versión que llega a Switch es simplemente la obra perfecta dentro de la saga por la cantidad de talento y buenas decisiones tomadas que hay en cada rincón de la Mansión Spencer, donde llegamos controlando o a Chris Redfield o Jill Valentine (también hay diferencias entre nuestra elección) y donde empieza la pesadilla zombie más conocida del ocio digital.
Hablar del REmake es hacerlo de un juego tremendamente bien medido en todas y cada una de sus propuestas. De la gestión de recursos y de saber cuando atacar o escapar, de la tensión creciente a cada esquina que giramos o a cada puerta que abrimos. De la inteligencia de unos rompecabezas únicos, complejos y que obligan a detenerse para saber qué, dónde y cómo. O de una complejidad en el diseño de niveles seguramente no igualado en la saga: el backtracking constante, el uso inteligente de lugares bloqueados y caminos a seguir, el revisitar lugares que tienen nuevas sorpresas y, por qué no decirlo, esa trama y personajes carismáticos que te acaba atrapando.
Un juego único, imprescindible y que en Nintendo Switch llega como un buen port. Tanto la tasa de framerate como la resolución se mantienen a buen nivel en dock y sobre todo en portátil. Además, aunque los tiempos de carga en las transiciones en las puertas no son los más cortos vistos, sí que son menos invasivos que los de Resident Evil 0. Y llega con todos los extras, los dos tipos de control y los elementos que ya conocimos en los últimos HD port de la entrega para otras plataformas, como su traducción al castellano y trajes modernos de los protagonistas. En definitiva, una buena versión con mejor rendimiento que en el caso de su precuela.
Los tres juegos, en conclusión, son versiones que respetan la experiencia original más allá de algunos problemas técnicos. Sus principales contratiempos son, en el caso de Resident Evil 4 que no se haya apostado por elementos que le podrían haber encajado (apuntado por movimiento), mientras que en los otros dos, los tiempos de carga, sobre todo en Zero, son su punto flaco. En lo que experiencia se refiere, los tres hacen honor a lo que vivimos en su salida y aguantan perfectamente el tipo. Aunque, eso sí, no podemos olvidar que el precio de 30 euros no es nada competitivo teniendo en cuenta su precio en otras plataformas.
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